30 octubre, 2024

IX Marcha por la amistad y la solidaridad (11-05-2024)

Como ya viene siendo habitual, convocados por la Asociación Voluntarios por Congosto, nos reunimos una treintena de personas para participar en la IX Marcha por la Amistad y la Solidaridad.

Esta actividad, solamente interrumpida en el año 2020, por causas de fuerza mayor debido a la pandemia del Covid, viene celebrándose desde el año 2015, teniendo gran aceptación entre socios y simpatizantes de nuestra Asociación

El día, desde el punto de vista meteorológico, resultó espléndido pese a que en algunos momentos el aspecto del cielo nos hizo temer lo peor.

Puntuales a la cita nos congregamos en Ordejón de Abajo para recoger la credencial y firmar el consentimiento de participación.

Una vez realizadas las fotografías para dejar constancia del acontecimiento, a las 10 h. nos ponemos en marcha hacia Ordejón de Arriba.

Desde Ordejón de Arriba inicamos el ascenso a la Peña Ulaña al principio por un camino sin dificultad.

A medida que vamos ascendiendo la ruta se hace más dificultosa según nos vamos acercando a la Ulaña, lo que hace que el grupo se estire según la condición física de los participantes.

De cerca impresionan los imponentes farallones de la Peña, el paisaje se presenta en todo su esplendor, destacando el colorido amarillo característico de las aulagas.

Una vez al pie de la Peña proseguimos el ascenso a través de un estrecho pasillo entre las rocas.

Vista de Peña Castillo situada junto a la Ulaña

Ya cerca de la cima nos encontramos con un arco que la naturaleza ha excavado en la roca, donde nos detenemos para reponer fuerzas y disfrutar el paisaje.

Aprovechamos para dejar constancia del maravilloso paisaje que se contempla desde nuestra posición, destacando la Peña Castillo en primer plano.

Proseguimos nuestra marcha hasta recorrer el breve trayecto que nos queda hasta llegar a la cima de la Peña.

Es el momento de reponer energías y de disfrutar de las vistas que se nos presentan en el amplio paisaje que se divisa.

Impresionante panorámica desde la cima de la Ulaña con Peña Castillo en primer plano y Peña Amaya al fondo

Una vez cargadas las pilas iniciamos el camino de regreso hacia Congosto.

Ya en Congosto compartimos en una comida de hermandad lo que cada uno ha llevado y aprovechamos para comentar las incidencias de la marcha en un ambiente de camaradería y amistad.

Desde esta página queremos agradecer a quienes se han preocupado de organizar la marcha y han contribuido a que todo saliera a la perfección así como a las personas que han participado que con su compañerismo y buen humor han hecho posible un día inolvidable.

Para finalizar inserto un precioso documento escrito por Antonio Barbero con motivo de la IX Marcha por la Amistad y la Solidaridad a Peña Ulaña

ORDEJÓN Y ULAÑA 

En Ordejón, pisando una tabla gruesa de piedra, se salta el arroyo Pisón que trabajando la roca del collado genera la angostura (Congosto) de desagüe en el Odra, río que mana de la roca. 

Sigo pisando la senda que conduce a la acrópolis conocida hoy por peña Ulaña. Cargo en mis hombros el enser de comida y reposo necesario, siento mi mente acompañada. Atenea ha tocado mi frente con un dedo y posa su mano en mi hombro. Camino observando los terruños baldíos, barbechos, sembrados trigaleros todavía en hoja sin encañar, algo tardíos, aulagas y tojos que tapizan de amarillo el fondo verde. 

Atenea me inspira que aquí los celtas dejaron huella asentando castro en altura inexpugnable. Y me fuerza a conocer el pasado del roquedo fosilífero, cargado de Ammonites, caracoles y moluscos bivalvos que bien podrían haber acompañado una paella imaginativa. La cabra, oveja, vaca; el endrino, el majuelo, el cerezo, el manzano; la miel, nueces y bellotas combinan hoy con huevos, pan, agua y vino.  

La fragosa pendiente retrae las botas y Atenea empuja con su casco haciéndome pasar por cortes de gargantilla tallados por hielo, nieblas y quebrantos de rayo y trueno. Y la frente escrita de sudor inspira confianza contemplando en derredor lo ya alcanzado. Una panorámica de ocres y piezas verdigualdas, iluminada por Zeus entre nubes blancas presenta la llanura de deposición fluvial entre las peñas madres Amaya y Ulaña. Panorama que además de belleza proporciona fuerza óptica en silencio ensimismado que enlaza directamente con los dioses. Sé que es por Atenea, la diosa de la inteligencia, no por mí. 

Ella me muestra las ventanas especulares al lado de la cueva donde duerme la siesta el Fauno. Por las mañanas, descansado, salta desperezándose entre almácigas amarillentas de argoma, respetando brezales, persiguiendo a alguna ninfa perdida de madrugada. Agradecido está el Fauno de estos arcos naturales que le sirven de espejo observador, mirador de la enorme maza, martillo celtibérico que es ese ordejón que fuera uno de los trabajos de Hércules a modo de mirador o torre vigía, que lleva grabados para siempre los cuatro ayudantes que advierten de la entrada en tierra sagrada. 

Atenea me dio la mano, no por mí, sino por tener la mía entre las suyas, por apreciar el calor humano distinto al de los dioses. Y acabamos descansando en la acrópolis, castro céltico también, sentados en un escalón a reponer pensamientos sobre todo, y fuerzas en la boca. Mientras tanto, Zeus advertía de no horadar la cima amenzando con luminarias cargadas de tormentos y rayos, cosa fácil para él, hacedor de lanzas. Nada imposible para si, irritándole el desacato. 

Siguiendo su indicación bajamos de las nubes por pendiente favorable de senderos bien trillados. Y Atena, adelantándose con capa algo ceñida pero abierta, marcaba el hilo en el aire hasta la fuente del Pisón. Esta vez el arroyo iba escondido dejando ver entre abruptas peñas el caldo lechoso hermosísimo del cauce. Ubérrima es la roca madre caliza ulaña. Yo fui saltando de peña en peña hasta dar con la fuente verdinaciente en cueva de náyades. Las chorrerillas refrescantes aliviaban el aire, y el puente pisonero de troncos los pies. 

Este descanso propició el canto, como el que la molinera cantó alguna vez en su molino ahora en desventaja que me sale al encuentro. Aguas del Pisón siempre aprovechadas para renacuajos, peces, berros, y alumbrado hidroeléctrico. Joaquín, molinero y mesonero de cazadores como su padre Bernabé gravaron con sudor y sangre las arrugas del caserón desvencijado. ¡Casualidad de la onomástica: Joaquín significa: Dios levantará… pero no el molino! 

Y Atena me condujo con seguridad, insuflando aire sosegado en mi pecho y frente abiertos, al sitio de partida para que contemplara y llevara impreso el ordejón: martillo y mazacote de respeto, advertencia y vigía castelar (Castillo). Los celtas acertaron en su nomenclatura, y hoy son dos poblados los que recuerdan este nombre en aumentativo para describir realmente esta maravilla.

Antonio, mayo 2024 

Más información en el siguiente vídeo

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